Historia de la Zona Registral N° IV - Sede Iquitos

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El 4 de diciembre de 1894, Charles Mouraille, el empresario cauchero de origen francés que llegó a ser alcalde de Maynas, solicitó al prefecto del departamento de Loreto la creación de una Oficina Registral en el puerto fluvial de Iquitos.

Según consta en el Libro de Actas de la Municipalidad Provincial de Maynas, con acuerdo N° 352 del 4 de Diciembre de 1894, firmado por el Alcalde Mourraille, se solicitó al señor prefecto del departamento de Loreto de ese entonces realizar las gestiones correspondientes para que el Registro de la Propiedad Inmueble en la ciudad de Cajamarca, cuya jurisdicción comprendía a los departamentos de Cajamarca, Amazonas y Loreto, se abra el Registro en Iquitos.

Es así que el lunes 13 de Julio de 1896, a las tres de la tarde, se constituyeron en la Oficina del Registro de la Propiedad Inmueble de la ciudad de Cajamarca, el Juez de Primera Instancia Dr. Narciso Burga, el Escribano don Eliseo Castañeda y el señor Registrador Dr. Daniel Silva Santisteban, con el objeto de dar cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 5° del Reglamento Orgánico. Se procedió entonces a examinar y sellar todas las fojas del primer Libro Diario del Registro de la Propiedad Inmueble del Departamento de Loreto, teniendo como sede aún la ciudad de Cajamarca y como Registrador Público de ese Registro, al Dr.Daniel Silva Santisteban.

Con la legalización de este Libro Diario se independiza el Registro de la Propiedad Inmueble de Loreto.

Finalmente, el 15 de Abril de 1898 a las cuatro de la tarde, en la ciudad de Cajamarca, se reunieron el Visitador Vocal de la Corte Superior de Justicia de esa jurisdicción, Dr. Wenceslao Montoya, el Registrador para los Departamentos de Cajamarca, Amazonas y Loreto, Dr. Daniel Silva Santisteban, y el señor Marciano Bartra, como apoderado del Dr. Julio Egoaguirre primer Registrador del Registro de la Propiedad Inmueble de Loreto, con sede en Iquitos, para realizar el asiento de cierre del mencionado Libro, a fin de que este sea remitido a la ciudad de Iquitos donde se estableció una Oficina del Registro de la Propiedad Inmueble a cargo del Registrador Egoaguirre.

Las razones fueron geográficas, pues la oficina registral más cercana estaba en Cajamarca y la distancia era tan grande que los correos, por ejemplo, tardaban tres meses en llegar. Así, el tomo 1 del Libro Diario de la Oficina Registral de Loreto (hoy llamada Iquitos y perteneciente a la actual Zona Registral NºIV-Sede Iquitos data de 1896 y fue usado hasta 1902. En él se recogen las primeras inscripciones de compra-venta de inmuebles de la ciudad de Iquitos.

El mencionado libro es testimonio de la gran actividad económica que había en esta zona debido a la explotación del caucho, cuyo boom duró cerca de sesenta años y tuvo su auge entre 1879 y 1912. La conservación de este primer tomo fue posible gracias a la iniciativa del exjefe de esta Zona Registral, Raúl López del Águila, a inicios de los años noventa. Aquella pasión y conciencia histórica han continuado, pues actualmente se vienen realizando los trabajos de digitalización de todas sus páginas para estudiar su contenido y elaborar una solicitud para que sea incorporado al Registro de Memoria del Mundo por la UNESCO.

La idea es crear un centro de interpretación histórica para visibilizar la importancia histórica de esta ciudad y valorar la constante labor de inscripciones en una época en la que la influencia de los comerciantes europeos fue tan importante que hasta se vio reflejada en la arquitectura que se conserva hasta hoy. Por algo se afirmaba que Iquitos llegó a estar más cerca de Europa que de Lima.

La era del caucho

Como señala el historiador Juan Luis Orrego, “la explotación del caucho, también llamado ‘jebe’ o shiringa por los nativos de la selva, tomó importancia a finales del siglo XIX y significó el despertar de ciudades amazónicas como Iquitos en Perú (en 1851 era un modesto pueblo de pescadores con menos de 200 personas convirtiéndose, en 1900, en una pujante ciudad de 20,000 habitantes) o Manaos en Brasil”.

En efecto, de acuerdo con Orrego, en 1897 el caucho representabael 9.3% del total de las exportaciones del país. “En 1884 se exportaron 540,529 kilos mientras que, entre 1900 y 1905, salieron por el puerto de Iquitos más de 2 millones de kilos de caucho por año. De otro lado, en 1900 el monto en libras esterlinas por su exportación fue de 378,318 y en 1905 fue de casi un millón”.

Orrego sostiene, además, que la explotación cauchera significó un importante “aunque violento paso en la ocupación, bajo criterios nacionales, del espacio amazónico”.

De otro lado, como toda industria extractiva, menospreció la conservación del medio ambiente, incluido el árbol productor del jebe, pues se pensaba que el recurso era inagotable. “Los árboles eran talados indiscriminadamente y los caucheros pronto se ganaron una siniestra fama frente a la población nativa. Eran los portadores del mal, además de ser transmisores de enfermedades, como el tifus o la malaria, que diezmaron seriamente a la población nativa. Se calcula que unos 40 mil nativos murieron de estas enfermedades durante el boom cauchero”, explica Orrego.

Por su parte, los historiadores Fernando Santos Granero y Frederica Barclay mencionan que el comerciante Charles Mouraille debió llegar a Loreto muy pronto, pues “en 1862 aparece como propietario de una casa en Iquitos”. También señalan que por esa época fue nombrado cónsul de Francia en Moyobamba (por entonces la capital de Loreto) y es posible que haya vivido allí algunos años. El francés no solo se involucró en la política local, sino que en 1877 se asoció con unos empresarios peruanos y compró la flota fluvial que el Estado tenía en Loreto por 7,600 libras esterlinas. Un tiempo después, la firma de Mouraille le vendería uno de sus vapores al peruano Carlos Fermín Fitzcarrald, el conocido “barón del caucho” que inspiró la famosa película del alemán Werner Herzog grabada en el Perú: Fitzcarraldo. En esta, el cineasta relata el delirante episodio en el que el cauchero quiso trasladar la lancha a vapor “Contamana” por elistmo que él mismo descubrió y que ahora lleva su nombre.


INSCRIPCIÓN EMBLEMÁTICA

Terreno Putumayo

Fecha: 09 de mayo de 1964
Registro: Partida Registral N° 04016934, Tomo 6, foja 387.
Firmado por: Sandra E. Tapoyuri Olivera.

Este terreno fue adquirido por Israel y Compañía Limitada, pero luego pasó a manos de la Corporación Peruana del Amazonas y al Banco de Fomento Agropecuario del Perú. De esta manera, la ex Dirección General de Reforma Agraria y Asentamiento Rural se hizo cargo de la propiedad, cuya titularidad terminó siendo asumida por el Organismo de Formalización de la Propiedad Informal (Cofopri).