Historia de la Zona Registral N° XI - Sede Ica

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ZONA DE ESPIRITU

La Zona Registral N° XI - Sede Ica empezó sus servicios el 18 de mayo de 1893 y su primera inscripción fue la icónica hacienda Tacama Han pasado 126 años desde entonces y ahora no solo se encarga de la comunidad iqueña, sino que atiende a las provincias de Chincha, Nasca y Pisco. También cuenta con seis Oficinas Receptoras en los distritos de Parcona y Santiago (Ica), en el distrito de Pueblo Nuevo (Chincha) y en la provincia de Palpa; además de las provincias de Lucanas y Parinacochas en el departamento de Ayacucho.

A través de los años esta Zona Registral tuvo las siguientes denominaciones: Oficina de Registros Públicos de Ica (dependía de la Oficina Registral de Lima y Callao), Oficina Registral Regional Los Libertadores Wari (ORRLW).

INSCRIPCIONES EMBLEMÁTICAS

1. Hacienda Tacama (Ica)

Registro: Folio 1 del Tomo 1 del Registro de Predios de Ica.

La hacienda Tacama se encuentra a 300 kilómetros al sur de Lima, en una zona que fue conquistada por el inca Pachacútec cien años antes de la llegada de los españoles y que, de acuerdo a la historiadora Maria Rostworowski, se destinó al cultivo sagrado de la coca. Ricardo Palma, por su parte, cuenta en una de sus Tradiciones peruanas que la Achirana del Inca, que hasta hoy sigue irrigando el valle, no tuvo en su origen fines agrícolas sino románticos. Y es que Pachacútec se habría enamorado de una mujer local llamada Chumbillalla quien le pidió que construyera un canal para proveer de agua el desierto de Ica. Tal vez por eso es que achirana, en castellano, significa “lo que corre limpiamente hacia lo que es más bello”.

Los cocales fueron reemplazados por el cultivo de vid en 1540, cuando la propiedad pasó a la corona española y Francisco de Caravantes decidió producir vino para la Eucaristía. Según la Historia del vino chileno de José del Pozo, fue en estas tierras donde se sembraron las uvas que luego se plantarían en Chile y Argentina. De esta manera, algunos consideran que Tacama es el viñedo más antiguo de Sudamérica.

Más adelante, la hacienda perteneció a la orden de los agustinos y en 1889 fue adquirida por el doctor Manuel Pablo Olaechea Guerrero. En los años veinte, la familia empezó a trabajar con cepas y tecnología francesas, lo cual marcó un punto de quiebre en la calidad de sus productos. Hoy Tacama sigue siendo manejada por la familia Olaechea y no solo produce vinos y piscos, sino que se ha convertido en un centro enoturístico que ofrece una experiencia histórica, gastronómica y espirituosa.

2. Casa Hacienda San José (Chincha)

Fecha: 1996.
Registro: Partida Registral Nº 11004121 del Registro de Predios de Chincha, Tomo 56, foja 81, Asiento N° 1.
Firmado por: Dr. Jaime Genaro Silvestre.

Esta propiedad data del siglo XVII y le perteneció a los jesuitas. Luego fue adquirida por la familia Muñantones y Aguado, quienes se la dieron en dote a su hija Rosa cuando ella se casó con Andrés Salazar. La propiedad empezó a crecer desde que la nieta de esta pareja, Rosa Salazar Gaviño, contrajo matrimonio con Fernando Carrillo de Albornoz y Bravo Lagunas e incorporaron la hacienda San Regis, convirtiéndose en la plantación más rica de Chincha.

Una vez que comenzó el proceso de Independencia, el hijo de Rosa y Fernando huyó a España hijo menor José. A ellos no les quedó otra que cederla al nuevo gobierno, aunque lograron recuperarla en 1827 y Fernando Carrillo de Albornoz y Zavala volvió de Europa para hacerse cargo de ella. Más tarde la heredó su hijo, Julio Carrillo de Albornoz y Mendoza, quien no duró mucho porque terminó siendo ajusticiado por sus esclavos cuando se negó a darles la libertad. Es más, se dice que el origen del distrito El Carmen es el éxodo de estos esclavos, quienes lograron crear un espacio propio para ejercer su libertad cuando Ramón Castilla abolió la esclavitud en 1854.

Al morir Julio Carrillo de Albornoz y Mendoza, la hacienda pasó a manos de su viuda, Catalina del Valle y Osma. Ella se la vendió a Roberto Leguía, hermano del entonces presidente de la república Augusto B. Leguía, y en 1913 fue adquirida por Manuela Eguren viuda de Cillóniz, una mujer con 12 hijos que la hizo prosperar gracias al cultivo de azúcar y algodón.

En los años sesenta, su hijo Julio Cillóniz Eguren dividió las tierras entre sus cuatro hijos: Julio, Augusto, Germán y Amelia Cillóniz Garfias. Aunque aquella medida no impidió que sufriera las consecuencias de la reforma agraria en 1968, fue Ángela Benavides de Cillóniz (viuda de Augusto) quien logró negociar con el gobierno militar para conservar la casa hacienda y 100 hectáreas adyacentes.

El 28 de septiembre de 1972, la Casa Hacienda San José fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación mediante Resolución Suprema N° 2900-72-ED. Hasta el día de hoy la familia Cillóniz no solo ha logrado mantener su legado, sino que lo convirtió en un espacio turístico que ha revitalizado la zona. Además de cómodas habitaciones, piscina y unos jardines hermosos, conserva una pequeña iglesia cuya fachada barroca recuerda que vivir en el desierto es un acto de fe.

3. Casa Club Social (Pisco)

Fecha: 24 de agosto de 1981.
Registro: Partida Registral Nª 02005890.
Título archivado: Nº 886.

Después de desembarcar en la bahía de Paracas, José de San Martín se alojó en este lugar desde el 7 de septiembre de 1820. Fue aquí donde habría diseñado las estrategias de guerra para lograr la Independencia y también la primera bandera del Perú.

Luego de servir como cuartel general del Libertador, esta casa fue transformándose hasta ser declarada Monumento Histórico Nacional en 1942 y convertirse en la actual sede del Club Social Pisco. Siempre estuvo bien conservada, pero el terremoto del 15 de agosto del 2007 destruyó su emblemático espacio y han tenido que pasar doce años para que se anunciara su reconstrucción gracias a un convenio entre el Ministerio de Cultura, la Municipalidad Provincial de Pisco, el Proyecto Bicentenario, el consorcio Camisea y el propio club social.

La presidenta ejecutiva del Proyecto Bicentenario, Gabriela Perona, explicó a la prensa: “Felizmente tenemos los registros patrimoniales que permitirán reconstruir el inmueble tal como era en 1820 y tendrá una propuesta museográfica que lo que busca es describir lo que fue ese espacio para el proceso de la gesta libertadora”. Además, señaló que la obra será inaugurada en septiembre de 2020 para conmemorar el bicentenario del desembarco del ejército libertador comandado por José de San Martín.

4. Colegio José Pardo y Barreda (Chincha)

Fecha: 2008. Registro: Partida Registral Nº 11013534 del Registro de Predios de Ica. Título archivado: N° 2008-00001090, Tomo 54, folio 10, Asiento D-2. Firmado por: Dr. Alberto Iván Junco Bravo.

El 13 de noviembre de 1917, el Congreso de la República aprobó la Ley N° 2560 que autorizó la construcción del colegio José Pardo en Chincha, destinado a la educación primaria y secundaria, además de las secciones comercial y agrícola. El primer local estuvo en la segunda cuadra de la calle Lima, donde permaneció hasta 1920 mientras se encontraba su destino definitivo, que fue donado por don Juan Matta Mármol Chumbiauca (dueño de la hacienda Salas). En su primer año se inscribieron alrededor de 200 alumnos para primaria y solo 19 para primero de secundaria.

Hoy este plantel lleva el nombre de Institución Emblemática José Pardo y Barreda. Se encuentra en el mismo terreno de toda la vida, aunque sus instalaciones fueron renovadas y la población escolar ha alcanzado la cifra de 2,620 alumnos.

5. Casa de Melchora Saravia (Grocio Prado, Chincha)

Fecha: 1969.
Registro: Partida Registral N° PO7049128 del Registro de Predios de Chincha.
Título archivado: N° 770, Tomo 11.
Firmado por: Omar Gamero Silvestre y Victoria Bustamante Rosas.

San Pedro de Grocio Prado es un pueblo ubicado a 10 kilómetros de Chincha. Sus pobladores se dedican a la agricultura y al tejido de paja, caña, totora y junco, materiales con los que fabrican hermosos objetos artesanales. Precisamente, fue una familia de artesanos la que trajo al mundo a Melchora Saravia Tasayco el 6 de enero de 1895.

Conocida como Melchorita, esta mujer fue un ejemplo de compasión que dedicó su vida a servira la gente más necesitada. Llamada “la santa de los pobres”, confirmó su vocación cristiana al ingresar al noviciado de la Tercera Orden Franciscana el 15 de agosto de 1924.

Se le considera autora de varios milagros, por lo cual se logró abrir un expediente de beatificación ante la Santa Sede. Así, numerosos devotos llegan hasta el lugar donde vivió y murió un 4 de diciembre de 1951, una casa que se ha convertido en un santuario cuya sencillez permite recordar el espíritu de Melchorita.

6. Bodegas y Viñedos Tabernero (Chincha)

Registro: Partida Registral Nº 11000412 del Registro de Personas Jurídicas de Chincha.

Propiedad agrícola ubicada a 200 kilómetros al sur de Lima, que se convirtió en empresa vitivinícola y cuyos orígenes se remontan a 1897. En 1930 es adquirida por los Rotondo, una familia de ascendencia italiana que se había dedicado a la producción de vinos antes de migrar al Perú.

Los Rotondo le dieron un nuevo giro al negocio, pues compraron más tierras, trajeron cepas seleccionadas de Europa y modernizaron la producción. Aunque la propiedad fue afectada por la reforma agraria, la familia logró salir adelante y hoy cuenta con más de 300 hectáreas cultivadas y una bodega de 20,000 metros cuadrados en la que se trabaja con tecnología de punta.

7. Hotel de Turistas de Nazca Hotel Nazca Lines

Registro: Partida Registral N° 11000499, Tomo 228, folios 299.
Firmado por: Walter Malpica Omar Gamero Silvestre y Abel Rivera Palomino.

En la primera mitad del siglo XX el Perú no se consideraba un país turístico, entre otras cosas porque no tenía buenas vías de comunicación ni hoteles suficientes para albergar a los viajeros.

De esta manera, en 1942 se creó la Compañía Hotelera del Perú S. A., una empresa privada impulsada por el Estado.

El Hotel de Turistas de Nazca, que hoy se llama Hotel Nazca Lines, abrió sus puertas en 1943. Era una construcción de una sola planta con 34 habitaciones dispuestas alrededor de un bellísimo jardín con piscina. Desde entonces, su huésped más ilustre fue María Reiche, la brillante matemática de origen alemán que dedicó su vida a investigar las Líneas de Nazca.

En un interesante artículo del 2018, el diario El País de España recuerda:

(…) las líneas y figuras que llenan la llanura peruana datan de la época que va desde el año 200 a. C. hasta el 700 d. C., periodo en el que habitó la cultura Nazca. Allí se desarrolló, como en otras partes de América, una civilización que, por un lado, sabía sacar partido a los recursos naturales y, por otro, rendía culto a las divinidades con enormes y complicadas construcciones arquitectónicas.

Según la teoría de María Reiche, los habitantes de Nazca utilizaron esas figuras como sistema astronómico, calendario de lluvias y planificación de cosechas. Por ejemplo, al estudiar la figura de la parihuana o flamenco (que ocupa una superficie de 300 metros), Reiche descubrió que “si nos paramos en su cabeza en las mañanas del 20 al 23 de junio y seguimos con nuestra mirada la dirección del pico, podremos observar claramente la salida del sol, exactamente en un punto de un cerro ubicado en esa dirección”.

Aunque esta teoría fue la más aceptada hasta la década de los ochenta, “posteriores investigaciones apuntan a que los geoglifos son manifestaciones de una tradición de organización social, así como de prácticas religiosas y conceptos culturales que desaparecieron debido a la desertización de la zona, aunque las figuras han llegado hasta nuestros días gracias a las condiciones climáticas especiales que se dan allí”.

El artículo de El País añade que “en los últimos años de su vida, debido a su delicado estado de salud, ciega y con Parkinson, María Reiche ocupó una habitación en el Hotel de Turistas de Nazca, siendo asistida por su hermana Renata”. Fue gracias a los esfuerzos y la visión de Reiche que la UNESCO acordó otorgar a las Líneas de Nazca la categoría de Patrimonio Cultural de la Humanidad en diciembre de 1994, cuatro años antes de su muerte.